MEMORIA
DEL SEXENIO:
VOLUNTARIADO
MISIONERO
“Con la fuerza del Espíritu salimos al
encuentro de las hermanas y hermanos jóvenes”
Introducción. Muy buen
día, queridas hermanas. Primero, GRACIÑAS por dar cabida en la Asamblea
Capitular, al grupo del Voluntariado Misionero. Con él, abrimos la puerta al
universo joven, con rostros y corazones concretos y con llamadas interpeladoras
que nos invitan a salir a su encuentro para conocerlos y amarlos, en sus
caminos y desde su realidad, para dejarnos evangelizar por ellos, reconocer CON
ELL@S al Señor de la Vida y JUNT@S, partir y repartir el pan CON nuestros
hermanos y hermanas más pobres. Como Francisco y María Ana.
Sí, es así, hermanas…no sé si por el camino, como
los de Emaús, andamos enfrascadas en las penalidades y urgencias, en las
durezas y en lo que debiera ser y no es, o en lo que es y creemos “no da más de
sí” y no caemos en la cuenta que hay más Vida y más horizonte en ese peso de
realismo, que a veces nos aplasta, nos preocupa y nos impide ver más allá. Mejor
dicho, nos impide descubrir que Jesús Resucitado camina a nuestro lado en l@s jóvenes caminantes que tienen sed de:
sentido, amor, escucha, valoración, aceptación, paz, sanación, reconstrucción
interior, donación, silencio, esperanza, familia, …y muchas veces no nos
encuentran porque estamos muy ocupadas, no estamos o estamos en el camino de
Emaús, en nuestro camino de Emaús esperando, esperando a que el Señor parta con
nosotras su pan.
Historia. El Voluntariado
Misionero nace en nuestra Familia Congregacional por la fuerza del Espíritu,
hace ya muchos años, llamando a nuestra puerta a través de jóvenes que
manifestaban el deseo de compartir su vida en misión, con nosotras. El Espíritu
llamó a nuestra puerta y le abrimos…Y en toda su existencia, este grupo ha dado
cauce a la experiencia misionera de muchos y muchas jóvenes, siendo una pieza
clave en su sensibilidad actual y en la orientación de sus vidas. A lo largo de los años, el voluntariado
misionero sigue siendo un auténtico lugar de encuentro, una de las mejores
plataformas evangelizadoras que tenemos con ellos. Es cierto también que poco
conocida y propuesta y muy poco disfrutada y aprovechada, pero con una fuerza
transformadora y de cambio muy grande, desde lo pequeño y los pequeños.
Constitución. A lo largo de este sexenio 2005-2011, como muy bien os habrá
situado María José, el voluntariado misionero sigue animado por nuestra hermana
Geles, como en el sexenio anterior (gracias Geles) hasta que en 2007, en la sesión conjunta del gobierno general con los
gobiernos provinciales se encarga a la Comisión de PJV de España el
voluntariado misionero. A partir de este momento se coordina desde esta
Comisión y se forma un equipo constituido por:
1. Laura
Steegmann (coordinadora)
2. Belén Rivera
3. Sofía Quintáns
En 2010, entra a formar parte del equipo Inmaculada Plaza.
Y durante el curso 2010-2011, está formado por:
1.
Rosario Sánchez
2.
Inmaculada Plaza
3.
Sofía Quintáns
Siempre con María José, consejera general, como
última responsable de la marcha de este grupo y del envío misionero de los y
las jóvenes, cauce de encuentro entre las hermanas provinciales y las comunidades
de acogida.
L@s jóvenes ¿Quiénes son?¿qué buscan? Son l@s
PROTAGONISTAS
1.
Jóvenes que llaman a nuestra puerta:
Sigue habiendo jóvenes que llaman a nuestra puerta, los menos, pero los hay. No
saben qué hacer con su búsqueda e inquietud y de forma casual se encuentran con
una de nosotras o alguien de nuestra Congregación, con algún joven...navegan en
Internet. Los caminos son insospechados, y ahí están. Caminos de Dios
sorprendentes.
2.
Jóvenes “de toda la vida”: Los que
vienen de nuestros colegios o vinculados a nuestras comunidades, de la
Asociación AMAM. Pertenecientes en su mayoría a nuestros grupos de fe y
comprometidos en la pastoral de las provincias, en sus parroquias…Caminos de Dios
que nos recrean y re-encantan.
3.
Jóvenes llegados de otros horizontes: Culturales, mentales, desde el agnosticismo. Caminos del
Espíritu.
4.
Jóvenes “contagiados” por los mismos jóvenes. Caminos de experiencia personal, compromiso y libertad.
5.
“Juventud acumulada”: Adultos con
proyecto de vida y con corazón grande, referentes. Nada es imposible, Él está
en todos los caminos.
En definitiva, personas diferentes que se encuentran caminando
hacia un mismo sueño: “OTRO MUNDO ES
POSIBLE Y NECESARIO”. Y quieren colaborar ¡ya, ahora mismo, este verano!
Vienen cargados de ideales y de rapidez, de inmediatez, pero todos desde un
hondo deseo de “hacer algo por los demás, por los más pobres” y con nosotras,
las franciscanas, no con otras ONGs o Congregaciones.
Objetivo y medios. En el voluntariado misionero partir de la realidad ha sido fundamental: la anterior (estructura organizativa y acompañamiento del grupo) la de los mismos jóvenes, con sus deseos y expectativas y la nuestra como equipo animador. Tod@s hemos hecho y hacemos camino junt@s.
El objetivo más importante y que nos ha animado a lo
largo de estos años ha sido la conexión
con ese mismo sueño y deseo en todos los jóvenes y desde ahí acompañarlos
en el descubrimiento de una vida entregada y en misión. No tendiendo, como objetivo último a la experiencia misionera, sino
al despertar en ellos su capacidad interior desde la praxis compasiva,
madurando motivaciones, haciendo su propio proceso de reflexión, descubrimiento
y compromiso, que en unos casos deriva en la experiencia misionera y en otros
no.
Por eso les decimos, de entrada, que para poder
hacer su experiencia misionera tienen que venir, por lo menos, a los dos encuentros de fin de semana durante el
curso. Lo importante, hermanas, es que las actividades están al servicio de
las personas y vamos canalizando las distintas llamadas, para acceder a esta
experiencia.
En los encuentros no hemos seguido una temática
predeterminada, sí un proceso y hemos integrado siempre a nuevos y veteranos.
Los materiales elaborados del voluntariado misionero nos parecieron muy buenos,
pero modificables, por lo que fuimos generando nuevos y desde la realidad,
sobre la marcha.
En cada encuentro y siempre procuramos cuidar la pastoral
de la acogida, que habla por sí misma, que está llena de detalles y hace sentir
como en casa. Genera pertenencia y sentido de familia. Y esa es la primera
pastoral y lo que rápidamente todos y todas entendemos, estrecha lazos y
vincula.
El hilo conductor de cada encuentro lo centra una
frase de la Palabra de Dios (“Da gratis lo que gratis has recibido”…), que se traduce
en:
- Dinámica
de presentación. Es una de las partes del
encuentro que más mueve a los jóvenes. Se procura provocar y sacar fuera la
realidad personal, dando nombre sin miedo e incidiendo en el aspecto que
queramos despertar y trabajar. Y todo esto con la indiscutible fuerza
evocadora del universo simbólico, al cual los jóvenes acceden con mucha
facilidad. El compartir de fondo genera más compartir de fondo y esto hace
que se respire respeto, silencio y acogida que crecen en la medida que los
jóvenes van haciendo su propio camino. Es importante destacar en todo
momento el testimonio de los veteranos y la acogida que se brindan unos a otros.
- Música
y ambientación. Acompañan y se hacen mensaje
de fondo.
- Iluminación. Tratar de fundamentar los distintas temas desde nosotras y
ayudadas por personas especialistas en temas concretos.
- Trabajo
personal y de grupos. Le damos mucha
importancia a la reflexión personal y al compartir, para aterrizar aquello
que va significando para la vida del joven la solidaridad y la entrega. No tanto desde las expectativas y sueños,
sino desde su realidad concreta y cotidiana. Aquí hay que subrayar la
buena influencia de los veteranos.
- Visita
y acercamiento a lugares de misión. Es otro
de los momentos más significativos para ellos. Conocen proyectos concretos
y posibles, y sobre todo la entrega cotidiana de personas que sufren y
aman.
- Testimonios
de hermanas y jóvenes. Lo esperan con mucha
ilusión y les abren los ojos. Se refuerzan, se animan, se valoran,
preguntan, se paralizan, se dan cuenta, se cuestionan…nos cuestionan…En el
primer encuentro tiene mucha fuerza los testimonios de los que “vienen” y
en el último la ilusión y los proyectos de los que desean ser enviados.
- Dimensión
celebrativa. Lo invade todo, por eso no se
hace difícil disfrutar de los tiempos de silencio, de oración, y de la
eucaristía. Las personas que no son creyentes descubren que la fe es vida,
aunque ellos no vivan la experiencia de encuentro con Jesús. En esta
dimensión procuramos cuidar los tiempos fuera del propio encuentro: paseo,
tomar un helado, comer juntos el domingo. Y recogemos los frutos del
encuentro en una pequeña celebración de envío (canción, símbolo,
expresión, frase bíblica…)
Si realmente algo es procesual, debe ser
cuidado en los “entretantos”. Por
eso, late en todos los encuentros, con todo lo que tienen de riqueza, la
llamada al cuidado de las personas en los “tiempos
intermedios”.Ahí se nos juega mucho en pastoral, en el voluntariado
misionero. Por eso, hemos intentado:
- Acompañar
personalmente y en la medida de nuestras posibilidades a cada joven:
ü A través de entrevistas personales de “primera acogida”, donde a
los nuevos se les explica qué es el voluntariado misionero, partiendo de sus
motivaciones.
ü Vincular a los jóvenes, para que ellos se acompañen unos a otros,
con comunicación e información frecuente.
ü Abrir nuestra casa, nuestros horarios, costumbres…que “salir el
salir a su encuentro” sea prioridad DE TODAS.
ü Mostrar el cariño y la preocupación con cada un@, por su mundo,
sus inquietudes y sus intereses.
ü Mostrar Y DEJARNOS ENCONTRAR por el rostro de Jesús, Buen Pastor,
siempre. De modo
explícito e implícito. Aprender nuevos lenguajes de vida y de fe.
ü Ofrecer acompañamiento sistemático u otros tipos de acompañamiento
a quien lo demande o necesite.
- Canalizar
sus inquietudes, nunca dejar o abandonar:
Muchas veces por falta de tiempo o porque no se abarca, porque una
no se siente preparada para ofrecer esto que el joven necesita, se le deja o
abandona. Tratar de reconocer esta limitación es muy importante, para derivarla
a otra persona o grupo que sí pueda acompañarla o contenerla. Esto es un arte y
hace al joven sentirse querido y ser persona. Siente que nuestro interés es “su
bien”.
- Integrarlos
en la vida de la pastoral provincial:
Algun@s jóvenes provienen de esa vida pastoral
provincial, y esto enriquece a todos. Ofrecer la posibilidad de participar en
todo lo que se fue programando y realizando en las zonas y provincias y desde
la Comisión de PJV ha sido muy rico: encuentros de formación, Pascuas
Misioneras en el mundo rural, campos de trabajo en Vega de Valcarce y en el
hogar de niños de Madrid, campamentos, Escuela de Tiempo Libre, voluntariados
diversos…
De la misma manera que algunos se ha integrado en el
ritmo de nuestra pastoral, con mucha libertad otros han participado de
encuentros puntuales nuestros o de otras Congregaciones, ONGs…con libertad de “entrada
y salida”.
- Realizar
encuentros por zonas:
En los tiempos fuertes del año litúrgico y convocando a los
nuevos, hemos realizado encuentros “formales” de un día. También aprovechando
los distintos “envíos misioneros”.
Hemos motivado los encuentros “informales” por zonas, tratando de
compartir vida e inquietudes en las distintas ciudades y autonomías.
- Celebrar
con ellos, sus familias, sus amigos y las comunidades de hermanas los
“envíos misioneros”:
Con los jóvenes donde se hace posible vivirlo desde la fe y
celebrarlo de forma comunitaria, ha sido posible vivirlo así. Como impulso de
vida y entrega para todos.
Donde no se hace posible esto, se celebra igual con la persona y
se trata de estar, de saber estar con su familia.
- Dejar
“deberes” después de cada encuentro, para provocar en ellos la sed, el diálogo,
el apoyo y el compromiso:
Es algo que ha provocado que algunos grupos se encuentren por
zonas, pero es necesario darle más vueltas y ver modos de hacerlo posible.
- Información
y propuesta dentro y fuera de nuestra familia congregacional:
Hemos tratado de dar a conocer el voluntariado misionero desde la
programación anual de PJV, además del envío de cartas a principio de curso a
hermanas provinciales, equipos de pastoral, comunidades…
Hemos respondido a llamadas concretas desde Misión Compartida,
colegios, parroquias. Los jóvenes han dado testimonio de su experiencia de
pertenencia al grupo y su experiencia misionera donde se les ha invitado.
Todavía hay hermanas y comunidades que apenas conocen
este grupo. Y en la misma medida no se da a conocer ni se propone. También hay
hermanas muy interesadas, que conocen y dan a conocer. Habría que hacerlo
extensivo a nuestros herman@s de la Asociación.
Después de los encuentros y de los “tiempos intermedios”
se va viendo la evolución personal de
cada un@. De ese primer ¡ya, ahora mismo, este verano me voy! va emergiendo
cierta calma, los miedos, la debilidad de los otros y los suyos propios…todo
esto lleno de ilusión, mucha ilusión. Se incide en vivir la experiencia misionera en el mejor momento de la vida. Y es
delicado, por nuestra parte, la tarea de acompañar ese “ir o no ir”.
¿Cómo se coordina la experiencia misionera?
- En
equipo. La búsqueda y el discernimiento es
conjunto, intentando lo mejor para la persona.
2.
Siempre en diálogo con la persona para que pueda desarrollar sus
habilidades y potencialidades, abierta a lo que se presente y formalizando el
envío a través de una carta de motivaciones y una entrevista personal.
- En el equipo, entra en diálogo Mª José con
las hermanas provinciales, desde la realidad de la persona, las
posibilidades de las comunidades y los proyectos de misión.
La
experiencia misionera. Suelen estar alrededor de
dos meses. El viaje se lo pagan ellos y el seguro y la estancia, nosotras. En
cuanto se comunica el lugar en el que harán su experiencia misionera, el joven
se pondrá en contacto con una hermana de la comunidad. Siempre es un riesgo.
Dependiendo de las características de la persona o de la misma
comunidad, viven con las hermanas o en otra casa cercana. Por este mismo hecho
y en el vivir, lo que más les marca, para bien o para no tanto, es el encuentro
con las hermanas. Repito, lo que más
marca la experiencia misionera es el encuentro con las hermanas.
Es muy importante, en la coordinación de esta experiencia, la situación de la persona, pero también
la situación de la comunidad que acoge
y la misión o pequeño trabajo destinado
a ese joven. Tienen motivación, pero no son religiosas fmmdp.
En este sexenio han hecho nueve personas su experiencia misionera:
Mari Carmen, Ana, David, Charo y Leti en Argentina. Esther en Bolivia. Ignacio,
Mucha y Carmen están en este momento en Benín. GRACIAS A LAS HERMANAS QUE LO HABÉIS HECHO POSIBLE Y MANTENÉIS LOS
VÍNCULOS DE CARIÑO Y AMISTAD CON ELLOS.
Líneas
de futuro. Están llenas de esperanza y vida. Este grupo es un germen de vida nueva para
nosotras, las hermanas. Es uno de los mejores lugares de encuentro con l@s
jóvenes. Pero tenemos que:
PRIORIZAR
REALMENTE LA PASTORAL Y LA OPCIÓN POR LOS JÓVENES, que
no se quede recogido y escrito de manera preciosa en el Documento Capitular.
Para esto trazaría las siguientes líneas de futuro…
1.
Reconfigurar el equipo animador del voluntariado misionero, formado por hermanas, jóvenes veteranos y alguno de l@s herman@s
de la Asociación. Este equipo estaría vinculado a las Comisiones de PJV y JPIC.
Con formación pastoral, desde la espiritualidad de la solidaridad y la justicia
y la paz. El voluntariado misionero bebe de las dos fuentes.
2.
Conocer y establecer puentes con los grupos misioneros de nuestra
familia de los distintos países, para unificar
criterios y fuerzas y ofrecer experiencias de formación y de misión
compartidas.
3.
Reanimar en las hermanas el sentido evangelizador y misionero de
nuestra vida. Motivación de los equipos
provinciales y regionales para animar y
preparar comunidades que acojan a los jóvenes y hermanas que acompañen
directamente los procesos. No solamente
en América Latina y África, sino también en los Cuartos Mundos y las fronteras
de Europa. Este es un gran reto para nosotras.
4.
Buscar y discernir comunidades y proyectos de misión concretos para
presentar a los jóvenes, con modalidades distintas y en todos los países donde estamos presentes: modalidad personal
y de grupo. Siendo conscientes que se van poco tiempo y su disponibilidad es
grande.
5.
Abrir nuestras vidas y nuestras comunidades a la realidad que el
mundo vive y padece. Tantos hermanos y hermanas
nuestras en los márgenes. Leer, formarnos, acercarnos, interesarnos, unirnos a otros
“grupos distintos” que nos mueven a la Indignación
y al Compromiso con los más pobres de la
tierra. A vivir la praxis compasiva que Francisco y María Ana vivieron.
Esto nos lo dicen los jóvenes, desde su sensibilidad, por activa y por pasiva.
Recrean y re-encantan nuestro ser de mujeres franciscanas.
…y acabo alabando y bendiciendo a Dios por tanto bien recibido. No
me sale de otra manera. Han sido años de camino de Emaús. Gracias por la vida de
cada hermana y de cada joven. En ell@s experimento el arte y el misterio de esa
urdimbre que Dios teje, de Jesús peregrino y Buen Pastor que se va colando en
nuestras vidas en medio de la vida, desde un amor incondicional. Sin posesión y
sin poder, por amor. Gracias por ser enviadas hoy con esa misma misión a una
nueva realidad.
Sofía Quintáns Bouzada
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