El jueves 28 de Marzo
llegamos a Villa Teresita, con mucha ilusión pero a la vez expectantes de todo
lo que íbamos a vivir durante esos cuatro días. El primer contacto con las
chicas fue en los talleres que realizan, luego compartimos la comida como hacen
diariamente y nos fuimos a los oficios del Jueves Santo a la Ventilla, la
celebración fue muy sencilla pero consiguió llegar a cada una de nosotras de
diferentes modos. Finalizamos el día con
la Hora Santa que compartimos en un ambiente de familia, fue un momento
de acompañar a Jesús desde nuestra propia realidad.
El Viernes Santo, por la
mañana, fuimos a la Ventilla caminando, “momento de unión entre unas y otras,
con la suerte de que una de las chicas quiso acompañarnos”. Allí vivimos el Vía
Crucis como un miembro más de la Comunidad Parroquial, ya que fue representado
por los diferentes grupos de la Parroquia. Tuvimos la suerte de sentir al
pueblo unido. Por la tarde, antes de ir a los oficios, acompañamos a una de las
chicas a comprar una camiseta, ya que el Sábado
en la Vigilia Pascual bautizarían a su hija, un momento muy importante
para ella. Después de los oficios, disfrutamos de la compañía de una de las
chicas, en la cual compartimos cosas de nuestras vidas. Para terminar el día
disfrutamos viendo todas juntas la película de “Jesús de Nazaret”.
El Sábado, fue un día muy
intenso, ya que salimos a la calle para acompañar a Geña y a Carolina en su labor
por las calles de Madrid. Sentimos una mezcla de emociones, nerviosismo ante lo
desconocido, enfado por lo normalizado que está su situación y tristeza por su
obligada forma de vida, pero también alegría porque a pesar de lo que están
viviendo, siguen teniendo fe. Este tiempo nos permitió ser participes de sus
vidas, lo que nos llevo a reflexionar sobre que cualquiera de nosotras
podríamos vernos en su misma situación. Después de comer compartimos las
diferentes sensaciones con Geña, Carolina
y Conchi, continuamos con el ensayo de los cantos de la Vigilia Pascual. Una
vez acabada la cena, nos dirigimos a la parroquia donde vivimos una Vigilia
especial, ya que bautizaban a la hija de una de las chicas de la casa.
Terminamos el día celebrándolo con todas las personas implicadas en la casa,
con un chocolatada.
El domingo, fue un día
triste, ya que tocaba despedirse para volver a nuestras casas, parecía que
llevábamos muchos más días. Las chicas nos regalaron una de las manualidades
que confeccionan con tanto cariño.
Sonia, Ana y Cris
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