Después de unos días de reflexión, dado la situación política que
vive el país, quiero compartir con vosotros esta linda experiencia que
estoy viviendo intensamente. Siento no haber escrito antes, pero el
tiempo se pasa pronto y la señal de Internet ha estado regular. Con
todo, quiero que mi saludo de Paz y Bien llegue a sus corazones, pues la
presencia de Jesús Resucitado sigue dando frutos de esperanza en un
mundo que necesita cristianos comprometidos que juntos lo podamos
construir, cuidando los espacios en que nos hacemos presente.
Os
cuento a grandes rasgos que a pesar de todo, desde que he llegado al
país, me he sentido muy acogida por las hermanas, la Asociación AMAM,
el personal del Colegio, la Parroquia, los vecinos. Como sabéis los
latinoamericanos nos caracterizamos por ser cálidos en las relaciones
humanas. Sin embargo, siempre hay cosas que mejorar, por eso, nos
enriquecemos al conocer otras culturas. No obstante, son cosas pequeñas
que se llevan con alegría y con la gracia de Dios, pues al ver la
alegría de los niños, tanto en las clases de religión como en la
catequesis vale la pena cualquier esfuerzo.
Con las imágenes
quiero ilustrar mi itinerario desde que llegué a Venezuela. Pues han
sido muchas experiencias vividas. Empecé con un paseo por Caracas, donde
se puede constatar que la Capital está llena de mensajes políticos.
El
3 de febrero hice la renovación de mis votos temporales en una Capilla
que damos catequesis las hermanas. La celebración estuvo muy emotiva, ya
que la gente que me acompañó era muy humilde.
El 7 de febrero,
tuve una convivencia con los niños de preescolar. Me ayudó mucho, pues
de todo se va aprendiendo, pues la inocencia de los niños es lo más
tierno y más noble que hay.
El 12 de marzo, celebré mi
cumpleaños en comunidad compartiendo muy fraternalmente. Además algunos
alumnos del Colegio han tenido un gesto muy bonito, ya que me han
regalado unas flores naturales. También he tenido la oportunidad de
celebrarlo con los niños y jóvenes de la catequesis. De tarta comimos
unos dulces hechos por una señora que camina con la ayuda de una muleta.
Como podéis ver todo esto ayuda a valorar la sencillez de la vida.
Por último, la Semana Santa, tuve la oportunidad de celebrarla con
la Hna. Iraida, acompañando a algunas jóvenes que se sienten llamadas a
la Vida Religiosa. Además hemos asistido al pueblo de “Mene” con algunos
actos litúrgicos, ya que el sacerdote va en determinadas ocasiones.
Lamentablemente esta falta de presencia religiosa, hace que
proliferen las sectas protestantes. Con todo, no deja de ser una
experiencia muy significativa, pues se aprende cada día algo nuevo,
sintiendo en todo la presencia de Dios.
Un abrazo fraterno de vuestra hermana en Cristo, Ada Hernández
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