miércoles, 5 de junio de 2013

El abogado Nacho de la Mata, Premio Unicef 2013



   Nacho de la Mata (1974-2012) destacó por su defensa de los menores inmigrantes no acompañados cuyos derechos se veían vulnerados por la Administración española. Por ello recibió numerosos reconocimientos, entre ellos, el Premio Unicef España 2013, el Premio Derechos Humanos concedido por el Consejo General de la Abogacía Española, el Premio Derechos de la Infancia otorgado por Mensajeros de la Paz y el Premio Derechos Humanos de la Asociación Jóvenes Abogados de España.

   Unicef España reconoció a Nacho, abogado de Fundación Raíces, con el Premio Joaquín Ruiz-Giménez "por su trayectoria vital de entrega y compromiso en defensa de los derechos de los menores extranjeros no acompañados". "La vida y la experiencia de este sobresaliente abogado son un ejemplo de compromiso con los más necesitados de protección", señala la organización.

   El Premio Unicef España Joaquín Ruiz-Giménez se otorga a aquellas personas con una trayectoria destacada por su dedicación constante y prolongada al avance en los derechos de la infancia, ya sea por su apuesta por proyectos e iniciativas concretas, ya sea por su incidencia política o social.

   El Comité Permanente de Unicef España, encargado de fallar este galardón, valoró la trayectoria personal y profesional de Nacho de la Mata, centrada en el asesoramiento y defensa jurídica de los menores inmigrantes no acompañados y la búsqueda de cambios legislativos que garantizasen la protección de sus derechos, especialmente cuando estos entraban en conflicto con la Administración.

   Desde Fundación Raíces, trabajando mano a mano con su presidenta, Lourdes Reyzábal, y un equipo de letrados, educadores sociales y otros profesionales, De la Mata defendió personal y profesionalmente a los chicos que padecieron las repatriaciones sin garantías hasta conseguir cambiar la ley y la política que se estaba llevando a cabo. El mismo empeño puso en intentar modificar y paralizar los injustos procesos de determinación de la edad a los que, aún hoy, se sigue sometiendo a estos menores y que, como en las repatriaciones, les deja en situación de absoluto desamparo. Pero no sólo luchó por los menores inmigrantes no acompañados sino que se rebeló contra los ingresos forzosos de niños y niñas en centros "terapéuticos" que, como ratificó el Defensor del Pueblo, en ocasiones son centros de castigo y de malos tratos. Además se implicó en la defensa de jóvenes madres, como el caso Habiba, a las que la Administración les arrebata los hijos sin causa justificada. Su compromiso trascendió lo profesional y le llevó incluso a acoger a algunos de los chavales en su casa, convirtiéndoles así en parte de su familia.

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