sábado, 6 de diciembre de 2014

Evangelio domingo 7 de diciembre de 2014. II Domingo de Adviento (B). José Antonio Pagola: Confesar nuestros pecados.




origen imagen: Fano
7 de diciembre de 2014. II Domingo de Adviento (B). Marcos 1, 1-8


EVANGELIO

Marcos 1, 1-8

"Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados.
Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y é1 los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y proclamaba:
"Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero é1 os bautizará con Espíritu Santo."


A. SELECCIÓN TEXTOS DE PAGOLA PARA LA CONFECCIÓN DE LA REFLEXIÓN EN TORNO AL EVANGELIO DEL DOMINGO, REALIZADA DESDE LA PARROQUA SAN VICENTE MARTIR DE OBANDO - BILBAO.


"LA BUENA NOTICIA


Los primeros creyentes han visto en Jesús, antes que nada, una buena noticia. Así ha titulado su pequeño escrito el primer redactor cristiano que ha recogido los dichos y la actuación de Jesús: «Buena noticia de Jesús el Cristo, el Hijo de Dios».

Una buena noticia trata siempre de un acontecimiento feliz que no es todavía conocido, aunque en el fondo, el ser humano lo espera y lo busca.

Pero, ¿qué ha anunciado y ofrecido Jesús, que todavía no es conocido por los creyentes aunque éstos lo esperan y buscan? ¿Hay todavía algo que toda persona seguimos anhelando y que podemos encontrar una respuesta en Jesucristo?

La mayor originalidad de Jesús consiste en anunciar de manera convencida que con él comienza ya a realizarse una utopía que estaba siempre viva en Israel y que es tan vieja como el corazón de toda persona de buena voluntad: la desaparición del mal, de la injusticia, el dolor y la muerte. Lo que Jesús llamaba el reino de Dios.

Este es el anuncio de Jesús: algo nuevo se ha puesto en marcha en la historia. La humanidad no camina sola, abandonada a sus propios recursos. Hay Alguien empeñado en la felicidad última de cada uno de sus hijos. En el fondo de la vida hay Alguien que es bondad, acogida, liberación, plenitud: Dios, nuestro Padre.

Esto lo cambia todo. Comienza una situación nueva en la que se nos invita a comprender y vivir nuestra existencia de una manera nueva: construyendo el reino del Padre, es decir, construyendo una convivencia fraterna, hecha de justicia, verdad y paz.

La llamada del Bautista es clara: «Preparadle el camino al Señor». Dios comienza a ser algo real en nuestra vida cuando la vivimos de manera más humana. Empezamos a escucharle cuando escuchamos lo mejor que hay en nosotros.

Es de gran importancia tomar conciencia de que la fe es un recorrido y no un sistema religioso. Y en un recorrido hay de todo: marcha gozosa y momentos de búsqueda, pruebas que hay que superar y retrocesos, decisiones ineludibles, dudas e interrogantes. Todo es parte del camino: también las dudas, que pueden ser más estimulantes que no pocas certezas y seguridades poseídas de forma rutinaria y simplista.


Cada uno ha de hacer su propio recorrido. Cada uno es responsable de la «aventura» de su vida. Cada uno tiene su propio ritmo. No hay que forzar nada. En el camino cristiano hay etapas: las personas pueden vivir momentos y situaciones diferentes. Lo importante es «caminar», no detenerse, escuchar la llamada que a todos se nos hace de vivir de manera más digna y dichosa. Este puede ser el mejor modo de «preparar el camino del Señor».”

José Antonio Pagola.

Origen post: Parroquia San Vicente Mártir de Obando - Bilbao.

B. REEDICIÓN REFLEXIÓN JOSÉ ANTONIO PAGOLA.

2 Domingo de Adviento – B (Marcos 1,1-8)


CONFESAR NUESTROS PECADOS«Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios». Este es el inicio solemne y gozoso del evangelio de Marcos. Pero, a continuación, de manera abrupta y sin advertencia alguna, comienza a hablar de la urgente conversión que necesita vivir todo el pueblo para acoger a su Mesías y Señor.

En el desierto aparece un profeta diferente. Viene a «preparar el camino del Señor». Este es su gran servicio a Jesús. Su llamada no se dirige solo a la conciencia individual de cada uno. Lo que busca Juan va más allá de la conversión moral de cada persona. Se trata de «preparar el camino del Señor», un camino concreto y bien definido, el camino que va a seguir Jesús defraudando las expectativas convencionales de muchos.

La reacción del pueblo es conmovedora. Según el evangelista, dejan Judea y Jerusalén y marchan al «desierto» para escuchar la voz que los llama. El desierto les recuerda su antigua fidelidad a Dios, su amigo y aliado, pero, sobre todo, es el mejor lugar para escuchar la llamada a la conversión.

Allí el pueblo toma conciencia de la situación en que viven; experimentan la necesidad de cambiar; reconocen sus pecados sin echarse las culpas unos a otros; sienten necesidad de salvación. Según Marcos, «confesaban sus pecados» y Juan «los bautizaba».

La conversión que necesita nuestro modo de vivir el cristianismo no se puede improvisar. Requiere un tiempo largo de recogimiento y trabajo interior. Pasarán años hasta que hagamos más verdad en la Iglesia y reconozcamos la conversión que necesitamos para acoger más fielmente a Jesucristo en el centro de nuestro cristianismo.

Esta puede ser hoy nuestra tentación. No ir al «desierto». Eludir la necesidad de conversión. No escuchar ninguna voz que nos invite a cambiar. Distraernos con cualquier cosa, para olvidar nuestros miedos y disimular nuestra falta de coraje para acoger la verdad de Jesucristo.

La imagen del pueblo judío «confesando sus pecados» es admirable. ¿No necesitamos los cristianos de hoy hacer un examen de conciencia colectivo, a todos los niveles, para reconocer nuestros errores y pecados? Sin este reconocimiento, ¿es posible «preparar el camino del Señor»?

José Antonio Pagola

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