martes, 1 de septiembre de 2015

EXPERIENCIA VOLUNTARIADO INTERNACIONAL, BOLIVIA

Bolivia,
abrir la mente y el corazón a lo desconocido



Aunque ya había tenido una experiencia en Marruecos que me marcó también bastante, esta sin duda ha sido mucho más fuerte.
He seguido quitando estereotipos de mi mente, aprendiendo a mirar con otros ojos y a tener el corazón abierto a todo.
Todas las personas que conocí han quedado grabadas en mi mente, esa calidez con la que me han acogido, la forma de darme todo lo que tenían…era sin duda sobrecogedor y es con lo que más me quedo.
Nos falta un poco de esa ayuda y generosidad desinteresadas aquí a nuestro alrededor.

Mis amigos dicen que he vuelto “hippy” de allí pero esque cuando estás rodeado de tantas situaciones dispares y de pobreza y carencias es imposible no replantearte mil cosas.
Allí veía que las cosas que para mí parecían un problema no eran si no más que tonterías comparadas con lo que aquellas personas tenían que afrontar. Veía de vez en cuando mi facebook, las fotos que colgaba la gente y veía tantas cosas superfluas y estúpidas, tanto aparentar y tanto materialismo y querer ser y tener que me repelía ya entrar en facebook. Cuando me preguntaban que cómo era mi universidad, mi ciudad o mi casa aquí o que cuánto me había costado el avión esque me daba hasta vergüenza contestar de imaginarme la de cosas que yo tenía y que ellos jamás podrían ni ver.

Estás allí, en medio de personas que son súper distintos a ti, que tú crees que tienen carencias y luego ves tanta felicidad en sus caras y tanta bondad en su interior que yo me planteaba que quizá la felicidad se encuentra en otras cosas y no en lo que nos han enseñado siempre, y de verdad que lo pienso.
Ha sido increíble, creo que he dado todo lo que he podido dar de mí allí y he intentado estar al 100% cada día aunque algunos días el cansancio no me dejaba. Espero haber dejado algo de mí en las personas que he conocido y con las que me he cruzado porque sin duda ellos han dejado mucho dentro de mí; han cambiado mi forma de afrontar todo lo que me rodea en España, mi forma de priorizar las cosas y de buscar objetivos para mi vida.
Me llevo de Bolivia a su gente y a mis compañeras de misión en el corazón para siempre.
Olga Montserrat (agosto de 2015, Córdoba)

“Cuando sea grande quiero ir para un país pobre y ayudar los que más necesitan”
decía yo cuando aún era una niña.
Este verano fue, finalmente, posible realizar este sueño de niña.



            Decidí luchar por este mi sueño y allá fui yo para Bolivia durante 1 mes y algunas semanas. Fueron días y semanas cargados de emociones e historias bien intensas. Momentos donde el corazón quedaba bien apretado por ver realidades/situaciones tan duras, pero, fueron en estos momentos en que aprendí que sólo el hecho de estar presente allí y en aquel momento es el suficiente para que todas aquellas vidas con que me crucé quedaran un poco mejores. Esa es una de los mayores aprendizajes de esta experiencia misionera: simples gestos, como, nuestra presencia, nuestra sonrisa, nuestra alegría tienen el simple poder de mejorar la vida de otras personas.
            Sí, fue muy difícil dejar mi familia de un lado del océano, pero, como acostumbro decir volví muy más rica, porque, ahora en vez de una tengo dos familias: la mía y la familia de Bolivia. Todas las personas que formaron parte de mi misión (jóvenes, niños, ancianos, las hermanas que pertenecen a la comunidad de Santa Cruz) fueron las responsables por acogerme y por hacer sentir que Santa Cruz era mi casa durante el tiempo de misión. Una de las mejores cosas que trajo de Santa Cruz fue la amistad creada con todas estas personas. Sabe tan bien estar en Portugal y recibir mensajes, fotos y novedades de aquel que ahora es también mi mundo.
            Es difícil estar en Portugal y saber que existe un océano a separarme de Bolivia, pero, tengo que agradecer a ese bello país por haberme hecho crecer y por haberme hecho tan feliz. La única manera que tengo que agradecer es tener todas las personas que formaron parte de mi misión presentes, todos los días, en mi corazón. Y eso acontece aún de verdad! Casi todos los días existen cosas que me hacen acordar momentos vividos en Santa Cruz.
            Tal como una amiga mía me dice, ahora que realicé mi sueño de partir en misión, tras ese sueño realizado surge otro sueño: o de volver las tierras bolivianas para poder volver la reencontrar, abrazar y estar con todas aquellas personas. Quiero mucho un día poder volver!

            Gracias Santa Cruz por hacerme tan feliz!
            Espero volverte a encontrarte brevemente!


Sofía Baptista (septiembre de 2015, Portugal)






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