lunes, 29 de abril de 2013

Encuentro de zona de Galicia


É posible
¿La conoces? ¿Es una persona alegre o triste? ¿Cuáles son sus proyectos? ¿Qué puede aportar a este grupo y a esta sociedad? Y la dificultad,… Nuestra imagen reflejada en aquel espejo que Ana había escondido en la caja.
Una jornada de reencuentro y aprendizaje resultado del compromiso de los que sentimos el Voluntariado Misionero como parte fundamental de nuestra familia.
Esta vez, a nivel gallego y acogidos por una gran misionera, María. Llegamos desde tres provincias a Compostela para trabajar y seguir caminando de la mano en el último encuentro de zona.
¿Hasta qué punto el iceberg de mi hermano, mi mundo y el mío propio permanece bajo el océano sin descubrirse a los demás? Con esta pregunta, tema central  de nuestra actividad, llegaron las sorpresas. Sorpresas fraternas de encuentro (alguien especial llegó por primera vez) y reencuentro (muchos, y muy especiales, son los que comparten vida desde hace años).
Todo para llegar a la mejor de las conclusiones: la sinceridad basada en la confianza, esa que no necesita disfraces ni romper el hielo para ser honesta y humana. Es, quizá, el mejor activo de nuestra familia pues se ha ido logrando con el tiempo: el descubrir en el otro nuestros mismos sueños, nuestras mismas inquietudes y nuestra misma fe.
Así transcurrió y finalizó otro sábado misionero, con la certeza de que no hay mejor espejo que el hermano, mejor estrategia que el amor, ni mayor proyecto que la transformación de nuestro propio entorno.
Sólo una firma que debemos repetir a diario: Otro mundo es posible. Outro mundo é posible.
                                                                                                        Alejandro López
Santiago de Compostela, 26 de Abril de 2013



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