jueves, 3 de abril de 2014

ENCUENTRO VOLUNTARIADO DE CASTILLA

Hacía tiempo que no nos veíamos y eran muchas las ganas con las que nos reencontrábamos.

El sábado 22 de febrero nos reunimos Ada, María Inés, Laura, Elena, Esther y Sonia para vivir y compartir de nuevo experiencias, ideas y visiones, esta vez, con la migración como telón de fondo. El encuentro de zona de Castilla y León comenzaba en Valladolid a las 10.30 de la mañana, desperezando la mente con ¿y qué tal te va?, ¡cuánto tiempo!, ¿qué haces ahora?, ¿dónde has estado? Durante largo rato nos pusimos al día sobre el camino que ahora recorríamos cada una y las metas que teníamos. Sobre nuestros proyectos. Además, Esther y Sonia aprovecharon para mostrar las fotografías y contar el relato de su experiencia de voluntariado en Marruecos, que pasaron este verano junto a algunos de sus otros compañeros de este grupo. Fue muy enriquecedor revivir la experiencia y, sobre todo, compartir con el resto esa sensación de sentirse inmigrante, de no sentirte en tu país, en tu ‘zona de confort’.

Uno de los momentos más interesantes fue la puesta en común de varios relatos de jóvenes que, por la situación que vive España, han tenido que salir, en su mayoría obligados, a buscarse la vida al extranjero. Desde diferentes ciudades del mundo daban su visión sobre nuestro país y sobre la ciudad en la que ahora vivían; sobre cómo se sentían; sobre la impotencia, la precariedad, los cambios, la adaptación… Sobre cómo es eso de dejar la familia atrás para labrarse un futuro mejor. Esos relatos abrieron muchos debates entre nosotras y pudimos aportar nuestras visiones y pensamientos sobre cada situación. Pero en algo sí estábamos de acuerdo: si la vida te lleva a una situación así hay que buscar el lado positivo, vivir una experiencia nueva, conocer gente y culturas diferentes, aprender idiomas, crecer por dentro, madurar y, sobre todo, sensibilizarnos con una situación que viven millones de personas hoy en día y no solo por buscar un trabajo mejor, sino porque en sus países no pueden ni sobrevivir.

Antes de la comida, María Inés y Ada recordaron el calendario de encuentros que habría este año y… ¡la mañana había volado! Así que seguimos con una riquísima comida que compartimos entre charla y charla. No, habían pasado cuatro horas y no nos cansábamos de hablar. Se notó en el ‘cansancio’, que llevó a algunas de las presentes a dejarse llevar por la llamada de unos sofás que había en la sala para echar una cabezada… Pero no desvelaremos quién. Y  aunque el tiempo pasaba deprisa, aún nos quedaba el suficiente para conocernos un poco más gracias un juego de preguntas, que simulaba al bingo, y que debíamos de rellenar con los nombres de las que estábamos hasta crear un perfil de cada una con sus gustos, aficiones e incluso su número de pie. Por último también vimos un vídeo sobre el propio grupo de voluntariado misionero franciscano para recordarnos un poco dónde estamos y a animarnos a seguir manteniendo este vínculo de unión.

Como siempre se quedaron cosas en el tintero por la falta de tiempo. Especialmente el tema de las injusticias y el drama humano que se vive en los Centros de Internamiento de Extranjeros.  Un tema de máxima actualidad, por desgracia, y que del que nos llevamos cierta información para poder leer y reflexionar sobre ello en casa. Y así seguir en nuestro día a día concienciándonos con una realidad dura, difícil, la de las migraciones, y que quizás tengamos que vivir en nuestra propia piel.


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